miércoles, 24 de junio de 2015

Macondo está en Galicia

Macondo, ese extraño pueblo de extrañas gentes y extraños sucesos creado por García Márquez está aquí: en Galicia. Si hay algo que me engancha del realismo mágico es que me hace recordar las historias que escuchaba de pequeña. Hechos inexplicables a primera vista, revestidos de cierta magia, esoterismo, hechicería, fuerzas del destino... Y he conocido a gente grotesca, peculiar, misteriosa, como salida de una realidad diferente... 

Ahora ya no ocurre tanto, pero antes la "magia" estaba mucho más entremezclada con la "realidad" en Galicia. Y aún permanece en las personas de más años. Mi madre cuenta, de vez en cuando, la historia de un vecino, emigrado, que habría sufrido un trastorno cataléptico durante su estancia en el extranjero. Cuando volvió a casa, decidió no contárselo a su familia. Por lo visto, sufrió un nuevo ataque y acabó enterrado vivo. Se dice que de su tumba manó algo de sangre, lo que hizo que la abrieran y encontraran su cuerpo dado la vuelta.  Recientemente, me contaba otra historia una abuelita: había conocido a un joven que se había vuelto loco de tanto estudiar y que un día tocando con mucho entusiasmo, pues era músico, había reventado. Me encantó la historia. Fue lo que me llevé de ese día.

En Galicia, los males de ojo eran habituales y si a uno le salía un herpes iba a que lle cortaran o aire. Y la curuxa anunciaba las muertes y la gente se volvía loca por amor o desamor o por alguna otra pasión. Las grescas familiares podían acabar con alguna muerte y en la casa del vecino se abrían solos los cajones porque había fantasmas. Pero ahora los herpes se curan con pomada, la curuxa se ha mudado al zoo, los locos son personas con trastornos nerviosos, las rencillas familiares se solucionan en el juzgado y los fantasmas no existen. 

Macondo es real. Para quien sepa encontrarlo, está en Galicia.