jueves, 14 de enero de 2016

Como mujer

Como mujer, solo yo me represento. Nadie más establece lo que soy o lo que valgo. Ni otras mujeres, ni otros hombres. Es por esto que nada de lo que haga otra mujer me afecta personalmente, ni nada de lo que diga un hombre me hace creer lo contrario. 

Como mujer, renuncio a la hipocresía. Si algo no me gusta, no lo hago ni lo predico. 

No me gusta la discriminación.
No me gustan los privilegios. 
No me gusta la violencia.
No me gusta el victimismo.
No me gustan los estereotipos.

Como mujer, me siento orgullosa de las mujeres que a lo largo de la historia y a día de hoy demuestran su valía y sus capacidades sin resultar necesariamente actos de gran magnitud (incluso destacando los más sencillos).

Como mujer, no me siento orgullosa de las mujeres que a lo largo de la historia y a día de hoy usan el victimismo, la culpa y los privilegios como manipulación opacando, como consecuencia, sus capacidades. 

Como mujer, renuncio a la pasividad. Decido pasar a la acción porque recurrir a la simple queja es ser cómplice.

Como mujer, puedo decir "no" si algo no me gusta. Y si digo que sí es mi responsabilidad.

Como mujer, decido con quién estar y hasta que límites estoy dispuesta a llegar.

Como mujer, no necesito sobreprotección pues soy una mujer no un niño. 

Como mujer, no me resulta irritante que alguien valore mi belleza. 

Como mujer, entiendo los conceptos de dulzura y belleza.
Como mujer, entiendo los conceptos de fuerza e independencia. 
Como mujer, entiendo que no tienen porqué resultar excluyentes y, en todo caso, se trata de una elección personal. 

Como mujer, no me creo ingenuamente las manipulaciones de los medios de comunicación lacayos de un sistema que promueve el odio y las de los políticos ansiosos de voto fácil. 

Como mujer, no tengo más miedos que los que me impongo y poco tienen que ver con mi condición sexual. 

Como mujer, sé lo que es ser tratada de manera injusta como también lo saben muchos hombres. 

Como mujer, me he sentido humillada tanto por parte de hombres como por parte de mujeres siendo este último caso el más habitual. 

Como mujer, la elección en el lenguaje de un género neutro terminado "-o" no me hace sentirme invisible sino incluida. 

Como mujer, soy consciente de la esclavitud del sistema. 

Como mujer, en definitiva, soy libre. Soy responsable de mi vida y de mis actos.
Renuncio a culpar a los que me precedieron o me acompañan en mi camino sean hombres o mujeres sin ser por ello ciega respecto las barreras que nos hemos impuesto para favorecer un precario sistema común que no satisface a nadie. 

Como mujer, renuncio a la arrogancia y espero de las más mujeres lo mismo que me exijo a mí. También lo espero de los hombres.