jueves, 27 de diciembre de 2018

Enamorarse del amor

Existe una tendencia común en esto de enamorarse y es hacerlo más de la idea que de la persona. Y eso es exactamente lo que me ha ocurrido en más de una ocasión. 

Realmente, "enamorarse del amor" no es algo malo como punto de inicio, lo equivocado es manifestarlo como una idealización u obsesión hacia una determinada persona (tipo "ella o nadie") como si el poder de ese sentimiento estuviese concentrado en un cuerpo y personalidad específicos. En ese punto, si el otro no responde a lo esperado, se lleva todas las culpas y eso es muy injusto.

Vamos, que lo "malo" de enamorarse del amor es, simplemente,  aplicarlo en un objeto de deseo equivocado; (hablo, por supuesto, cuando se entiende el amor como un compartir y estar bien; si se entiende como un sacar beneficio de la otra parte eso ya es otra cosa). 

En nombre del amor se debieran desarrollar actitudes como la empatía, la comprensión, la aceptación y la valoración de lo bueno como algo predominante. Pero claro, un amor mal dirigido te hace desarrollar todo esto hacia personas que pueden no merecerlo, a las que les encanta recibir mucho y dar poco o que lo llevan a un extremo malsano. Y es así como enamorarse del amor puede ser una de las peores experiencias de la vida. 

Como decía al inicio, nada es bueno ni malo en sí mismo, sino que depende del uso que se le de. Enamorarse del amor puede ser algo tan bello como enamorarse de la libertad, de lo que haces o de uno mismo. 

Así que si eres de los que se enamoran del amor, hazlo con alguien que sintonice con esa visión para que el resultado sea compartir, respeto y admiración recíprocos llevados a su máximo potencial. Ya no suena tan mal, ¿verdad?

jueves, 20 de diciembre de 2018

Las personas que amo

Las personas que amo son humanas, pero parecen de otro planeta. Son naturales y eso les hace conectar con la esencia de la vida. Piensan y no tienen miedo de hacerlo. Se autoanalizan, se exigen el máximo, pero también se perdonan cuando fallan.

Las personas que amo siempre te dicen lo que quieres oír, aún cuando no lo quieres oír. No solo prueban a entrar en su cabeza, sino también en su piel. Son luminosas, tienen una sonrisa como respuesta a tus locuras y te tienden la mano para impulsarte a llegar más lejos.

Las personas que amo saben dar y saben recibir. No juegan al papel de víctimas, aprovechan sus recursos y crean su propia suerte. Las personas que amo también se derrumban y también tienen crisis de desesperanza, pero no tratan de ocultarlo. Hablan abiertamente de su totalidad y no cubren con máscaras alegres su cara más triste. Superan esos baches con la fuerza de su amor por la vida y piden ayuda si la necesitan.

Las personas que amo sueñan grande porque no temen al fracaso. Prefieren aspirar a lo aparentemente imposible que aceptar una mediocridad surgida del miedo. Las personas que amo hacen muchas cosas, pero siempre tienen tiempo para divertirse contigo. Usan el "sí" y el "no" con la seguridad de quien sabe lo que quiere.

Las personas que amo tienen miedo, pero lo detectan y no le dan el control. No se quejan constantemente, son de tomar acción. En vez de criticar prefieren asegurarse que son las primeras en dar ejemplo de coherencia entre palabras y hechos.

Las personas que amo vibran alto, disfrutan de pequeños y grandes placeres de la vida, celebran las cosas buenas, aprenden de las malas, son gratas y ponen ilusión en los procesos y en los detalles.

“Las personas que amo” son la persona que me comprometo a ser. 


jueves, 15 de noviembre de 2018

Estar en lo cierto

La mejor manera de saber si estás en lo cierto ocurre cuando todos te dicen lo contrario y, tras cuestionarte mucho, crees aún más en ello.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Viaja siempre con billete de vuelta

(Este texto lo escribí antes de mi última etapa en Italia, Australia y Emiratos Árabes pero la reflexión, a pesar de lo tantísimo que me han cambiado estos últimos periodos en el extranjero, es la misma). 

Bien sabe dios que soy una amante de los viajes. Pero no hay nada en los viajes que no sepas ya. Puedes dar la vuelta al mundo, pero no hay ninguna respuesta que no tengas mucho más cerca, tan cerca que ni siquiera está fuera de ti. 

De esto me di cuenta no hace mucho. No es que creyese que los viajes fueran a darle sentido a mi vida, pero casi. Hallaba en ellos muchas respuestas porque cuando uno viaja (no hablo de turismo, sino de viajar) se activan la atención, la curiosidad, la novedad... todo esto ayuda a profundizar en uno mismo. Se podría decir que un viajero despierto entra en estado de conciencia, de meditación, y por tanto viaja también interiormente. Pero también he conocido gente que ha viajado muchísimo y esas experiencias no le han dado respuestas decisivas para su vida y piensan y actúan igual que siempre solo que lejos de casa.

Sea dónde sea, las preguntas son las mismas y las respuestas están en el mismo lugar. ¿Quién soy? ¿Qué pinto aquí? ¿Qué es lo mejor para mí? Son algunas de las preguntas. El lugar dónde encontrarlas: en uno mismo, en el equilibrio, en el silencio de la mente parlanchina...

Un par de historias.

En el viaje que realicé a Marruecos en 2015, hice el típico paseo a camello por el desierto. Si algo me gustó de este país es la calma con la que vive la gente. Vive y trabaja relajada y hay mucho entorno natural y rural. Así que ser camellero (cuidar los camellos y llevar a turistas de paseo a dormir en jaimas bajo las estrellas) me pareció un oficio de la mar de consonante con esta filosofía . Los camelleros debían ser felices constatado por esa calma con la que guiaban los camellos hasta las tiendas de campaña y luego de vuelta al establo. Pero esa idea chocó con la realidad.


La calma física puede ser una apariencia, la calma mental es la clave y así lo descubrí en la siguiente parada. Ya en ciudad, el chico que regentaba el hostal en el que nos alojamos había sido camellero. Hablaba de su pasado reconociendo que había sido duro, que no quería por nada del mundo volver a aquella vida y que incluso había caído en las drogas durante aquel periodo. En pleno desierto y bajo las estrellas, mientras los turistas se deslumbran ante semejante espectáculo, los camelleros lloran su frustración. Lo que quiero decir es que no importa en qué lugar del mundo ni en qué circunstancias: todos, absolutamente todos, adolecemos de lo mismo. 

He oído decir también que la tasa de suicidio juvenil entre los cazadores de ballenas en Groenlandia es alarmantemente alta para su densidad de población y que puede deberse, en buena parte, a que recibir  por fin la señal de TV e Internet les hace desear esa vida que no tienen.  No sé si sentían lo mismo pero con menos intensidad antes de conocer aquello que supuestamente se están perdiendo o si son presa de necesidades creadas. ¿Qué fue primero, la gallina o el huevo? Yo soy de las que creo que si algo existe es porque una mente humana creyó que era necesario y por tanto el deseo es anterior.

Y así sucede que mientras camelleros y cazadores de ballenas desean residir en La Gran Manzana y conducir un Porche para acudir a su cita de Tinder, los de la Gran Manzana se plantean más de una vez en hacer un retiro espiritual a las montañas más perdidas del planeta o si fuese necesario en Groenlandia. Y es que en el fondo, no importa si aquí o allá, lo que importa es sentirse bien en la propia piel, ser agradecido con lo que se tiene y si se quiere más, ir a por ello. Pero para eso, primero hay que coger un billete de vuelta: de vuelta a uno mismo.

martes, 13 de marzo de 2018

No veas las noticias

No veas las noticias. De verdad, no te pierdes nada, todo lo contrario: sales ganando si no lo haces.

Cuando viajo o paso periodos viviendo en el extranjero no me entero en absoluto de la "actualidad". Como mucho, me llegan un par de cosas de refilón a través de las redes sociales. Y entonces vuelvo a casa y descubro que la gente no para de hablar de tal cosa o que el tema de moda ese mes es X y parece que sea muy importante para la vida. En ese momento me pregunto como he podido vivir sin haberme enterado de esas cosas tan aparentemente trascendentes, generalmente siempre negativas (chapuzas políticas, catástrofes, asesinatos y otros ejemplos de como las bad news son good news). Y pienso que mi vida no solo funcionaba igual sin saber nada de eso, sino que, en realidad, funcionaba mejor. Y decido volver a mi mundo de desconexión de esa mal llamada actualidad, a mi microcosmos en el que yo elijo dónde poner mi atención y hay tantos sitios mejores que los ofrecidos por los medios de comunicación con su martilleo estereotipado y su regurgitación pesadumbrosa que no me llegan las horas del día para disfrutar de todos ellos.

sábado, 3 de febrero de 2018

Silencio

Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo digas.
Si lo que vas a pensar no es más bello que el no pensar, no lo pienses.
Si lo que vas a sentir no es no es más bello que el no sentir, no lo sientas.

Y si aún no siendo más bello no consigues evitar decirlo, pensarlo o sentirlo... que sea para transformar, para reconvertir. A tu favor. A favor de otros. A favor de todos.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Débil

Tus debilidades son tu aliado.

Te has pasado toda tu vida machacando tus debilidades; es lo que te han enseñado. Las has repudiado dándoles toda tu atención en la forma equivocada y has conseguido convencer a los demás de que no están bien.  Avergonzado, también has probado a esconderlas.

Reaprende.

Al igual que tus fortalezas, están en el centro de lo que te conmueve, de lo que te impulsa o de lo que te frena. Su fuerza es descomunal. Redirígelas a tu favor y te darán poesía.