Tus debilidades son tu aliado.
Te has pasado toda tu vida machacando tus debilidades; es lo que te han enseñado. Las has repudiado dándoles toda tu atención en la forma equivocada y has conseguido convencer a los demás de que no están bien. Avergonzado, también has probado a esconderlas.
Reaprende.
Al igual que tus fortalezas, están en el centro de lo que te conmueve, de lo que te impulsa o de lo que te frena. Su fuerza es descomunal. Redirígelas a tu favor y te darán poesía.
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