“¡¡Por fin es viernes!!”, dice la gente. Y yo me pregunto: ¿por fin para qué? No conozco a nadie que haya
dicho “por fin es viernes” y, a continuación, haya hecho algo importante en su
vida. No sé, si yo dijese “por fin es viernes” todos los viernes entiendo que estaría considerando ese día especialmente apto para algo importante. Pero no, lo del viernes va por lo
del tiempo libre, la fiesta y esas cosas. ¿Por qué nadie se plantea un “¡por
fin es lunes!” y decide que ese es el día ideal para dejar atrás toda esa vida
llena de falso conformismo, para replantearse las cosas o para descubrir algo
nuevo? Pero no, ahora no solo hay viernes sino también cosas como "miernes" o "juernes" si coincide puente. ¿Para qué quiere la gente que sea viernes? ¿Para darse cuenta de que
entre semana no es feliz? O lo que es peor, ¿para malgastar el fin de semana
también de manera infeliz, pero enmascarada? Pero tranquilidad; si esos viernes
y esos fines de semana al final no dan tanto como se espera de ellos siempre
quedará esperar a que “por fin” lleguen las vacaciones. Y entre “porfines”
llegará el día en que se extinga “por fin” la existencia convertida en lastre y autoengaño.
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