jueves, 10 de enero de 2013

El miedo

El miedo tiene unas manos poderosas que se aferran a tu garganta hasta dejarte casi sin respiración. Solo cuentas con el aliento necesario para poder seguir viviendo y tus movimientos se vuelven lentos y torpes. Si quieres tomar decisiones con tus capacidades plenas tienes que luchar contra el miedo, liberarte de sus manos frías y huesudas y acostumbrarte a tu nueva libertad.

Si de verdad lo deseas, vencerás al miedo. Si lo deseas, pero tienes miedo al miedo lo intentarás pero solo conseguirás forcejear sin zafarte de él. Si finges que lo deseas, mejor ni lo intentes. Muchas personas han crecido en torno a su miedo como una enredadera y ven, inmóviles y agazapados, como pasa la vida. Porque moverse, adaptarse o encontrar la propia felicidad conlleva, en la mayoría de las ocasiones, un riesgo y es entonces cuando las manos del miedo aprietan más. Te estrangulan hasta dejarte sin aire para luego volver a aflojar. Tú te retuerces mientras toses entre convulsiones: no te has liberado. Las manos continúan rodeando tu cuello y ahora tienes aún más temor; ya sabes lo que son capaces de hacer. 

Solo cuando te sientas con ánimos, fuerzas y con la convicción plena de que puedes liberarte, hazlo. Ese momento parte de tu voluntad. Lucha y ganarás y el miedo desaparecerá. Entonces solo te quedará acostumbrarte a tu nueva vida, en la que ya no puedes excusarte con el miedo. Ahora el control es enteramente tuyo y tienes que saber administrarlo al tiempo que debes estar atento a que el miedo no vuelva. Que no te despiertes un día con sus manos al pescuezo. 

Vence al miedo. Recupera el control de tu vida. 



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