martes, 7 de octubre de 2014

El machismo, el feminismo equivocado y el sexismo

De un tiempo a esta parte noto como han ido en aumento las críticas revestidas de feminismo hacia el machismo. Después de leer a través de las redes sociales diversos post (en su mayoría personales) con abiertas quejas hacia la actitud machista de muchos hombres y sus consecuencias, he sentido la necesidad de escribir mi reflexión personal pues no concuerdo con las formas con las que se está llevando el tema aunque puedo entender el fondo que se persigue

Las mujeres se quejan porque, debido a siglos de dominación masculina y una estructura social basada en el patriarcado, se han convertido en indefensas ciudadanas de segunda. Sin negar las alarmantes consecuencias que una sociedad machista ha acarreado al sexo femenino a lo largo de la historia, creo que se sigue la misma pauta que nos ha llevado a formar parte de él: la pasividad revestida de quejas. 

Por otra parte, se han conseguido muchos logros gracias a mujeres activas que dieron su vida, incluso literalmente, para cambiar las cosas. Otras muchas grandes mujeres de la historia han pasado inadvertidas por un ocultismo intencionado. Pero han luchado correctamente por la igualdad. Ahora, nos empeñamos en llamarnos "víctimas", "vulnerables" y todas esas palabras que jamás debería pronunciar una mujer reclamando, consciente o inconscientemente, una protección que proviene, como no, del hombre. Y esto ocurre porque en la actualidad cuando la mujeres se vuelven activas, muchas, se equivocan en las formas. No quiero leyes que me sobreprotejan: por el mismo delito la pena debe ser igual para un hombre y para una mujer. No quiero que se use el insulto o la amenaza como revancha dialéctica alimentando de esta manera el odio entre sexos (frases potenciadas por colectivos feministas como "no quiero tu piropo... quiero que te mueras"). No quiero que me den estúpidas pautas sobre qué tengo decir y cómo decirlo cuando estoy interaccionando con un grupos de hombres (esto va por este otro post). No quiero que se use el desnudo como un reclamo de atención hacia una protesta que solo va a salir en los medios precisamente por el destape en sí (ver Femen) No quiero que vuelvan a decir en los medios de comunicación que han muerto X personas, entre las víctimas a destacar X mujeres y X niños. No quiero que me comparen a un niño. Soy un adulto. Tengo, como diría Nina Simone, mi vida y mi libertad, ahora solo hay que emplearla de manera correcta. 

Afortunadamente, en el mundo occidental las mujeres, aún con restricciones, estamos accediendo a cotas de poder nunca antes imaginadas para el colectivo femenino: podemos ser desde amas de casa hasta presidentas de un país. Ahí radica nuestro reto ahora. Dejemos de quejarnos o de avanzar hacia medidas equivocadas y vayamos a lo importante. Nada de discriminación positiva, no se puede luchar por algo aplicando lo contrario. La discriminación es discriminación; jamás puede resultar positiva. Centrémonos en la educación, en la casa, en la escuela, en el trabajo, desde los medios, desde los poderes políticos para abolir el verdadero problema: el sexismo.

Está en nuestra mano alejarnos de la soberana chorrada, pero de hondo calado, que supone llamar a una niña "princesa" y "guapa" o decirle a un niño que se está convirtiendo en un "hombrecito". Del pony rosa y de el balón de fútbol. Porque sí señores, las estupideces más grandes sobre los juguetes y descripciones de niños VS niñas las he escuchado de mujeres. He visto como mujeres no han enseñado a sus hijos a recoger la mesa, a hacer la cama o, simplemente, respetar a una mujer ni a respetarse así mismos a ambos sexos burlándose de actitudes supuestamente femeninas o masculinas que no "corresponden" a su condición. He visto a mujeres aconsejando a otras pedir la intervención de un hombre para cualquier arreglo doméstico o pidiendo ayuda a sus parejas para subir una roca sin probar siquiera si lo conseguirían por sí mismas. 

Dejemos, además, de fomentar la envidia entre mujeres. Respetémonos unas a otras para dar ejemplo. Estoy cansada de escuchar de boca de mujeres que compañeras del trabajo han ascendido por hacer determinados favores. En el colegio, no separemos chicos y chicas para la misma actividad dando por sentado que ellas no van a poder llegar tan lejos. En la parte que me toca, como periodista, jamás escribamos vergonzosos artículos o saquemos vergonzosas fotos que ponen en ridículo a las mujeres. Aún recuerdo como, precisamente una mujer, me recomendaba sacar imágenes de chicas ligeras de ropa para un programa de refrito para una cadena de TV porque "vendía".Ya ni hablar de las revistas tipo Cosmopolitan cuya redacción se compone de una plantilla femenina con artículos como "Asi es la novia ideal (según ellos)".  Son precisamente las mujeres las que se presentan a actuar como idiotas en programas o películas. Las que protagonizan videoclips perreando para "deleite" del público masculino. O peor aún, se convierten en un objeto para poder vender su "música" o producto (véase este videoclip de Nicki Minaj o este otro de Jennifer López e Iggy Azalea). O también, como no, cubren bajo sus paraguas a deportistas de élite enfundadas en trajes de látex. En realidad, esto no tendría  no tiene por qué convertirnos en trozos de carne a las demás si el fondo educativo ha sido el correcto. Y ya, desde el importante ámbito político centrémonos en aquello que nos afecta realmente como la Ley del Aborto o la equidad de salarios

Lo que está en nuestra mano requiere valor y fuerza para hacerlo. No son estas características intrínsecas masculinas, son las necesarias en una persona tanto en su vida personal como en comunidad para tomar decisiones importantes y favorecer el cambio. Dejemos de dividir el mundo en hombres y mujeres, no somos enemigos somos seres humanos todos tenemos nuestras virtudes y nuestros defectos cada uno con su personalidad individual. Solo así podríamos convertir este mundo en algo mejor de lo que es porque, si es una auténtica basura - siempre he tenido una percepción muy positiva de él :) - , es por culpa de ambos. 

Solo un detalle. Una vez que las mujeres tengamos libre poder ¿no acabará este corrompiéndonos como ha pasado a lo largo de la historia con los hombres? ¿No acabaremos usando a hombres y mujeres como objetos? ¿Como dinero? ¿Como algo útil para llegar hasta dónde nuestra ambición nos mande? En realidad parece que ya ha sucedido en más de una ocasión... Se ha dicho que estas mujeres, actuaron así en el poder porque para llegar a él tuvieron que asimilar actitudes propiamente masculinas... Esta afirmación sí que me parece tremendamente sexista. Una posición de poder podría corromper por igual a hombres y mujeres porque, al final y aunque no os lo creáis, no somos tan diferentes. Pero esto daría para otro post. Hoy lo dejo aquí.

Actualización 29/09/18: no creo que el poder o el dinero corrompan, sino que gente con voluntad corrupta encuentra en ellos los medios ideales. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario