miércoles, 18 de marzo de 2015

Sin vocación o las ventajas de ser un perdedor

En estas me encuentro. Sin vocación. Sin interés en nada. "Perdida", que dirían algunos. Pero oye, el peso que me quito de encima. Ahí están todos afanados en encontrar un trabajo que "sea de lo suyo" que pa' algo han estudiado eso y venga frustración por aquí y venga a aceptar condiciones eclavistas por allá... La verdad, ahora mismo, la sola idea de pensar en ejercer como periodista me da una pereza enorme. Trabajar como camarera, también. Mi opinión sobre mi trabajo actual: bostezo. 

Pero se supone que hay que trabajar porque dice la gente que si no se hace de eso ya no comes pan y que tu casa pasa a estar debajo de un puente. Así que puestos a ello supongo que lo mejor es hacer algo que te gusta. ¿Y que pasa si no te gusta nada? Venga, va. Que resulta que no hay que ser tan exigente y que algo me tendría que gustar. 

Hombre, a ver. Hay cosas que me gustan. Si pudiera dar marcha atrás me encantaría estudiar Arqueología. De hecho, puede que trabajar como arqueóloga también me gustase. Porque se supone que se trata de ir a sitios donde hay cosas importantes de hace muchos años y hay que hay que quitarles el polvo y descubrir de que época son, mil años arriba, mil años abajo ¿no? Bah, seguro que si trabajase de arqueóloga me aburriría un montón. O puede que no. Yo que sé. 

Siiiiii, suena como que no tengo nada claro, pero ya dije que estaba sin vocación y perdida. Y ahí está la gente como con las cosas súper claras "quiero esto, voy a hacer aquello otro..". Como construyendo un futuro con claridad con todo lo que va a hacer y cuántos coches y bocas que alimentar tendrá... Y yo aquí, de un lado para otro y lo mismo me da que esto que lo de más allá o que todo lo contrario. A ver, algo tengo claro. Y es en lo que no estoy dispuesta a ceder. Sobre todo lo demás: un misterio. 

Pero vamos, esto de no tener presión está guay. Claro que a nivel social supongo que suenas como lo que se da en llamar "un perdedor". Me encantan los perdedores. No suelen vivir en el engaño, aceptan su supuesto fracaso al no encajar en el encorsetamiento social. En cambio los "triunfadores", la mayoría de ellos, también han perdido pero no tienen el valor de reconocerlo.

Así que a dos años de la treintena supongo que estoy en el buen camino de lo que será una futura perdedora. Lo que no suena mal del todo. ¿Parece esto conformista? Todo lo contrario. No me conformo. Esto no me vale. Aspiro a más, pero mis aspiraciones no conllevan una aceptación social, ni demostrar nada ni ser un ejemplo. Así que aceptaré cualquier etiqueta, pues mi idea de vida es otra. Y lo mejor: no resulta un peso, sino una liberación. Y solo así puede que un día llegue la inspiración.


Vou viver 
até quando eu não sei 
que me importa o que serei 
quero é viver
António Variações 

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