Las personas que amo son humanas, pero parecen de otro
planeta. Son naturales y eso les hace
conectar con la esencia de la vida. Piensan y no tienen miedo de
hacerlo. Se autoanalizan, se exigen el máximo, pero también
se perdonan cuando fallan.
Las personas que amo siempre te dicen lo que quieres oír,
aún cuando no lo quieres oír. No solo prueban a entrar en su cabeza, sino también en su piel. Son luminosas, tienen una
sonrisa como respuesta a tus locuras y te tienden la mano para impulsarte a
llegar más lejos.
Las personas que amo saben dar y saben recibir. No juegan al
papel de víctimas, aprovechan sus recursos y crean su propia suerte. Las
personas que amo también se derrumban y también tienen crisis de desesperanza,
pero no tratan de ocultarlo. Hablan abiertamente de su totalidad
y no cubren con máscaras alegres su cara más triste. Superan esos baches con la fuerza de su amor por la vida y piden ayuda si la
necesitan.
Las personas que amo sueñan grande porque no temen al
fracaso. Prefieren aspirar a lo aparentemente imposible que aceptar una
mediocridad surgida del miedo. Las personas que amo hacen muchas cosas, pero siempre
tienen tiempo para divertirse contigo. Usan el "sí" y el "no" con la seguridad de quien sabe lo que quiere.
Las personas que amo tienen miedo, pero lo detectan y no le
dan el control. No se quejan constantemente, son de tomar acción. En vez de
criticar prefieren asegurarse que son las primeras en dar ejemplo de coherencia
entre palabras y hechos.
Las personas que amo vibran alto, disfrutan de pequeños y
grandes placeres de la vida, celebran las cosas buenas, aprenden de las malas,
son gratas y ponen ilusión en los procesos y en los detalles.
“Las personas que amo” son la persona que me comprometo a ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario