¡Qué bonito es viajar! Conocer nuevos lugares, culturas diferentes, pasear ociosamente... Arrastrar las maletas durante kilómetros hasta el hotel para no pagar un taxi, ser timado con ofertas trampa para turistas, dormir en zulos en compañía de insectos locales... ¡Quita! Que me vienen a la mente recuerdos derivados de viajar con poco presupuesto. Me quedo, como no, con todo lo bueno y los aspectos no tan agradables los contemplo como enriquecedores, o lo que es mejor, como anécdotas que contar a los nietos.
Me gustaría iniciar una serie de posts sobre lugares en los que he estado y que recomiendo. Si sirve de utilidad habré aportado mi granito a la humanidad y podré morir tranquila :)
En Viena...