martes, 10 de noviembre de 2015

Lo que da de si un trébol de cuatro hojas

Hallándome hace unos días en el marco incomparable del Baixo Miño, me pasó lo que se podría considerar una anécdota sin más. Y en verdad no creo que diese para mucho si no fuera porque sentí que en ese hecho, a priori sin importancia, había un significado que descifrar. 

Resulta que estaba hablando por teléfono y, distraidamente pero de manera intuitiva al mismo tiempo, puse mi atención en unos tréboles que tenía a mi lado y reparé que el primero de ellos tenía cuatro hojas. Sin soltar el teléfono ni dejar la conversación, comprobé que efectivamente eran cuatro y no se trataba de una hoja de otro trébol. Entonces me fijé alrededor y vi otros tréboles de cuatro hojas. Unos cinco. No estaban juntos, pero sí muy próximos. Lo curioso de todo esto es que nunca había encontrado un trébol de cuatro hojas. Hasta recuerdo haber jugado de pequeña con otros niños a encontrarlos y yo era la única que no descubría ninguno. Desde entonces, sin demasiado interés, pero a veces por curiosidad, si me encontraba una multitud de tréboles probaba a ver si había suerte... pero nada. 

Recogí dos para hacer la niñería de secarlos entre las hojas de un libro para conservarlos como no había podido hacer cuando era pequeña. Pero me pareció que uno era suficiente y descarté el segundo. Me moví del sitio mientras hablaba por teléfono y cuando caminé unos cuantos pasos me detuve y sin querer, con un ademán, el trébol voló de mis dedos. Una vez que acabé la conversación telefónica centré mi atención en buscarlo, había visto perfectamente la zona donde había caído, pero ni rastro y eso que a penas tenía la mano a unos centímetros del suelo cuando voló. Decidí entonces que era mejor volver al sitio de los tréboles y recoger otro. Pero... había montones por todos lados y ninguno era el conjunto que había visto con anterioridad. Daba igual, encontraría otro trébol de cuatro hojas entre tanta oportunidad... Había montones y montones... pero ningún jodido trébol tenía cuatro hojas. 

Sintiéndome un poco estúpida por destinar tanta atención a la búsqueda del trébol, empecé a pensar que si se la estaba dando tanta importancia alguna información podría sacar de ello. La primera idea que me vino a la cabeza fue trapalleira: simplemente pensé que la "buena suerte" se me había escapado o que la buena suerte no se busca; aparece. El segundo pensamiento, ya más consciente, se trataba de la idea de que de alguna manera tendría que haber aprovechado la suerte cuando se presenta. Es decir, cogí dos tréboles pero había desechado uno de ellos y luego no había tenido demasiado cuidado con el que había decidido conservar. Me había quedado con ese porque era definitivamente más bonito que el descartado, con unas hojas más frescas y verdes. Es así como a veces dejamos escapar oportunidades buenas por otras aparentemente más atractivas y al final no nos llevamos nada. 

Pero algo me decía que había algo más. Y entonces pensé:

Eso que había buscando cuando era niña, se me había aparecido por casualidad muchos años más tarde y por partida múltiple. Y entonces, en vez de estar agradecida por tal aparición, solo era capaz de centrarme en la pérdida. Como si fuese mejor no haberlo encontrado. Es así, al fin y al cabo, el enfoque que da la gente a muchas situaciones en la vida. Yo la primera. Sin quererlo, cuando encuentro algo que llevaba tiempo buscando, pienso que si lo pierdo ya nada tuvo sentido y se vuelve doloroso. Realmente uno tiene que estar siempre agradecido con todo aquello que halla, especialmente si ha destinado energía a tal aparición. Pero también hay que aceptar que existe la pérdida y que eso no borra, jamás lo hará, el maravilloso momento del encuentro. 

Y esto es lo que da de si un trébol de cuatro hojas. 


martes, 20 de octubre de 2015

¿El día más bello? Hoy.

Leí por estos mundos de Internet una frase adjudicada a Gandhi o a la Madre Teresa de Calcuta que decía "¿El día más bello? Hoy." Bien, lo importante no es quién lo dijo, puede que en realidad no fuese ninguno de los dos. Tampoco es importante su uso como imagen "positivizadora" acompañando a los chirriantes "ánimo que es lunes" y "feliz viernes" que tanto prodiga la gente. Es importante porque quien entiende su verdadero significado puede entender la vida misma. 

Digamos que cualquier día con el viento a favor puede parecer bello. Si a mayores ese día sucede algo que consideramos especial, un pequeño placer, pues más bello aún. ¿Pero qué hay de los días terribles? ¿Esos dónde solo parece haber sufrimiento? ¿Los días en que los problemas se acumulan? ¿Qué pasa cuando esos días dan lugar a semanas y las semanas se convierten en meses? Parece que ya no queda lugar para la belleza. 

Lo extraordinario puede tener lugar en los días terribles. Esto solo ocurre si se entiende que la tragedia no está exenta de belleza cuando uno se enfrenta a ella con valentía, con voluntad de aprender, con esperanza y confianza. Y, a pesar de todo, se es capaz de seguir disfrutando de los pequeños placeres. Cualquier día es bueno para reorientarse, para sanar, para derrotar miedos, para tener una clarividencia. Esto es bello: lo que está por venir, la conciencia de que puede suceder en cualquier momento. 

¿No es esto sino la vida misma? ¿No es acaso hoy el presente? ¿Y no está nuestro presente acaso en nuestras manos?

lunes, 7 de septiembre de 2015

El hombre que plantaba árboles

Original en su forma, este mediometraje contiene un evocador mensaje basado en un cuento alegórico del escritor francés Jean Giono.  

"Cuando caí en la cuenta de que todo esto había florecido de las manos y del alma de este único hombre solo, sin ningún avance técnico en su herramienta, comprendí que los hombres pueden llegar a ser tan eficaces como Dios en otros dominios además de el de la destrucción".



jueves, 27 de agosto de 2015

Sobre machismo y violencia

Hace un tiempo que escribí algunas ideas sobre feminismo, machismo, etc., pero siento que ahora, y tras diversas reflexiones, las cosas se dibujan de manera más clara en mi cabeza. 

En esta ocasión, me gustaría hablar sobre eso que se ha dado en llamar "violencia machista". El caso es que, siendo una fiel defensora siempre de los derechos de igualdad de las mujeres respecto a los hombres (hablo de igualdad, no de privilegios), al escuchar las noticias sobre esos casos hay algo que me chirría. 

Para empezar, hay que tener en cuenta que muchas relaciones de pareja se basan en una situación de desequilibrio donde una de las partes ejerce dominación y manipulación y la otra asume su papel de inferioridad. Parece algo exagerado, pero en un grado laxo, estas actitudes pueden pasar casi desapercibidas. Es decir, no se trata de golpes o insultos, se trata de poder (sexual, psicológico, etc.) y puede ejercerse de manera muy sutil por parte de ambos sexos pudiendo haber un intercambio de papeles en algún momento. En muchas ocasiones, cuando la relación se rompe, la persona que ejerció como dominada, o bien busca otro "verdugo", o bien una víctima. Porque, generalmente, existe cierta empatía hacia esa actitud de dominio y manipulación que puede ser la causa por la que una persona aguanta ante este tipo de tesituras o por la que puede llegar a asumir un  "rol vengativo" a posteriori. 

Aclarado este punto, es decir, que la manipulación en las relaciones a través de sus múltiples vertientes y grados es lo común y que lo extraño son las que se desarrollan en completo equilibrio (surgido del respeto, la confianza y el cariño), conviene analizar el concepto de violencia machista. Se supone que el hombre, en su papel de superioridad, la ejerce como autoafirmación de su poder sobre la mujer, porque la considera de su propiedad, con legitimidad sobre su persona, etc. Realmente, y aquí está la clave, puede que hoy en día se estén mezclando dos conceptos cruciales a la hora de analizar estos casos. Uno es la causa, y otro la justificación. 

Por lo que pude analizar, tanto por casos que tuve cerca, como por lo que veo en las noticias, los "asesinos de mujeres" o maltratadores, no son personas en completo equilibrio que hacen daño a las mujeres por el hecho de ser mujeres. Se trata de personas que viven con una fuerte carga de violencia, sea más o menos patente en sus acciones diarias, que encuentra en la mujer una excusa para dar rienda suelta a su furia, ira o frustración. Lo que quiero decir es que, aunque estas personas tengan a mujeres que se suponen que hacen todo lo que ellos quieren que haga (que sea la mejor en las tareas domésticas, que vista de manera discreta o no salga ni al rellano), están deseando encontrar una razón para enfadarse, para maltratar. Porque en realidad, lo que están buscando es la justificación tanto en la mujer como en sus actos para poder liberar su violencia. Y las relaciones desequilibradas han propiciado que muchas de estas situaciones sean soportadas por las mujeres y entendidas como algo normal llegando a sufrir lo que se denomina "Síndrome de Estocolmo". 

¿De dónde surge esta violencia? ¿Y por qué se ceba con las mujeres? Centrándonos en la vida diaria, nos encontramos que muchas veces la ira y la frustración que da fuerza a la violencia surge de las exigencias sociales. Hoy en día, las relaciones se han convertido en "conquistas", forman parte de lo que se supone que hay que tener para triunfar en la vida. Se han cosificado y a una cosa se la puede romper y tirar si vemos que no ejerce la función por la que la habíamos adquirido. Muchas parejas se basan en la mentira, o lo que es peor, muchas vidas se basan en la mentira y cuando la gente se da cuenta de esa falsedad arremeten con violencia conscientes de su estupidez.

Pero conviene tener claro que esta violencia no es unilateral a día de hoy. Mientras los hombres golpean a las mujeres, las mujeres maltratan a sus parejas a través de la manipulación psicológica; los hijos se han convertido en moneda de cambio y de transmisión de la frustración de los padres; la gente se suicida al ver su vida desmoronarse por vivir en la mentira; hay personas homófobas y racistas hasta la médula por todas las esquinas y los jóvenes pegan a compañeros, animales o vagabundos porque lo consideran divertido. ¿Qué clase de odio y miedo invade a estas personas para que se comporten así? Ahora que salen a la luz cada vez más vídeos chicas golpeando a otras chicas... ¿Buscarán estas jóvenes en un futuro hombres a los que maltratar? ¿O buscarán a un maltratador por empatía? Todos son justificaciones para dar salida a la violencia. Una rabia que ha ido in crescendo a pesar de que se supone que vivimos con más comodidades y somos más libres que nunca. Lo que pasa, en realidad, es que la mentira que nos tragamos es más grande que nunca.

Y ahora piensa: 

Tú, que propones que deberían moler a palos al asesino de las niñas de Moraña, o ejecutar al sospechoso de las muertes de las dos jóvenes de Cuenca; ¿no estás acaso empatizando con los mismos asesinos? Ellos encontraron una justificación para dar rienda suelta a su violencia; ¿acaso buscas tú una también? 

"Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego" 
M. Ghandi


NOTA: mi reflexión versa sobre el concepto de "violencia machista" en el contexto de la sociedad occidental actual y (supuestamente) avanzada que es la que he podido analizar.

viernes, 14 de agosto de 2015

Lugares que recomiendo V: naturaleza y pueblos de China

Si uno quiere conocer bien China no debería prescindir de ciudades como Beijing ya que ofrece una visión muy completa de la mezcla de tradición y modernidad característica del país. Shanghái ya es otra historia, es casi como Occidente con toques orientales. Claro que todo depende del contraste. En esta ciudad concluimos el mes que pasamos en China después de haber estado en pueblos donde resultaba raro ver a un occidental y nadie, absolutamente nadie, hablaba inglés... Por esto, Shanghái me resulta demasiado fácil y acogedora como para parecer China. Sin desmerecer otros lugares como Xian, Chengdú, Pingyao... De China, me quedo algunos pueblos con aires de pasado y los, casi inverosímiles, paisajes naturales. A estos lugares dedico el post, teniendo en cuenta que el viaje se desarrolló especialmente en la parte este el país.

Por cierto, en cuanto a lo chinos, me parece que navegan entre la ingenuidad y la mala educación, entre la simpatía y la facilidad para encolerizarse, entre el despiste y la capacidad de generar una estampida a lo Jumanji... Son fácilmente identificables como una masa, un todo. Una sociedad cohesionada y con cierto punto de hostilidad aunque, al mismo tiempo, su curiosidad los abre al mundo y es fácil echarse unas risas con ellos. Desde luego, el choque cultural es grande y tangible.

miércoles, 5 de agosto de 2015

Confío en las personas

Ahora que está de moda confiar en los perros, a mí se me da por confiar en las personas. Y no es por ir a contracorriente, mi esfuerzo me ha costado.

Parece que ya nadie da oportunidades ni a los demás ni a uno mismo. No sé si antes se daban muchas o no, pero últimamente escucho muy a menudo eso de "soy como soy" o "no va a cambiar nunca"... Es decir, como una reafirmación en el más puro inmovilismo y una falta de confianza ante la posibilidad de cambio en relación no sólo a la persona, sino al cambio como algo posible.

Que una persona lleve repitiendo un patrón X tiempo no quiere decir que vaya a ser así el resto de su vida. Eso es negar la capacidad de reaprender del ser humano. Y estoy hablando de cosas importantes que se deberían trabajar como, por ejemplo, aprender a gestionar emociones o variar comportamientos nocivos. Los violentos, los depresivos, los rencorosos, los miedosos, los chulos, los acomplejados... Todos podemos cambiar. Claro que para eso hay que querer.

Propongo sustituir el "no puedo/e cambiar" por el "no quiero/e cambiar", para ser más honestos con los que nos rodean y con nosotros dejando claro lo cómodo que resulta esta actitud para usarla como justificación de nuestros actos. Muchas veces, de todos modos, es tremendamente difícil dar pasos adelante en un entorno que no proporciona el contexto de confianza adecuado para ello.

Cuando se ha comprendido el significado del cambio y se ha vivido el proceso en las propias carnes, se aprende a confiar. Si crees que no es posible, puede que estés siendo injusto contigo y con los demás y el primero de los cambios deba producirse en ti.

sábado, 1 de agosto de 2015

Es un buen chiste

Watchmen - El chiste de Pagliacci


Una vez me contaron un chiste: un hombre va al médico y le dice que está deprimido. Que la vida es dura y cruel. Dice que se siente solo en un mundo amenazador. El médico le dice "El tratamiento es muy sencillo. El gran payaso Pagliacci está en la ciudad. Vaya a verle, eso lo animará". El hombre rompe a llorar. "Pero, doctor... - le dice - yo soy Pagliacci". Es un buen chiste. Todo el mundo se ríe, se oye redoble y baja el telón."