lunes, 19 de noviembre de 2012

Entrevistemos a los jefes candidatos

Salía en prensa hace poco más de un mes una noticia sobre una oferta de trabajo que resultaba insultante: se pedía ingeniero con experiencia, inglés y disponibilidad geográfica por 500€/mes. Por lo visto se trató de un error pero me gustaría destacar tres cosas a raíz de esto:

  1. este tipo de noticias son las que importan. Hoy en día la labor crítica de los medios debería ser fundamental y se tendría que hablar más de problemas sociales evidentes como este y de menos primas de riesgo. Además, se ha rectificado el error cometido, cosa que tampoco esta à la mode;
  2. en menos de 24 horas 184 personas ya se habían apuntado a la oferta, por entonces los candidatos no sabían que el salario que se ofrecía era erróneo;
  3. en su momento resultó una noticia perfectamente creíble, pues todos nos quedamos boquiabiertos últimamente viendo como algunas empresas se ríen de los trabajadores con sus ridículas ofertas de esclavitud empleo.

Ahí están los jefes, los empresarios, los magnates con toda la tranquilidad del mundo creando puestos de trabajo propios de los tiempos en los que no existían derechos laborales, los mismitos hacia los que regresamos. Por pedir que no sea: alta cualificación, experiencia, titulitis, idiomas por un tubo, disponibilidad geográfica y horaria, etc. etc. ¿Qué ofrecen como contrapartida a todos estos conocimientos? Respuesta resumida: condiciones laborales para reír/llorar. Sale más rentable ser dependiente a media jornada en una tienda de "chuches" en Porriño.


Se estila ahora en las entrevistas de trabajo y en las cartas de presentación tener que demostrar de la manera más clara, creativa y efectiva posible (manteniendo la naturalidad) todo lo que le puedes aportar a la empresa. Ahí te devanas los sesos pensando en aquello que se te da bien y que al mismo tiempo coincide con lo que busca el negocio, te haces un análisis DAFO de arriba a abajo y de abajo a arriba, te vistes como un pincel, sonríes (si envías una carta escribe sonriendo, dicen que eso funciona, que se transmite en el texto, susuuuu...). Si hace falta exagerar un poquito pues pa' lante que mentir, lo que se dice mentir no es... Y ahí lo sueltas todo, te das cuenta de que tienes un montón de cosas que ofrecer, hasta te hace ilusión demostrar que es cierto. Tienes pruebas: "¡mira, un diploma!" Pero... ¿qué recibirás a cambio de todas tus aptitudes y entusiasmo?

Se dice, se cuenta, se habla, que lo que se llegó a ofrecer se trataba de sueldos dignos, formación, buen ambiente de trabajo, posibilidad de ascender según méritos... No sé, todo de oídas vamos, qué voy a saber yo que no tuve la oportunidad de catar antes de que se acabase lo que se daba. Ahora ya no importa lo que te ofrece la empresa. Tú lo das todo y ellos te dan lo que les apetece: sueldos de risa/pena, horas extras a destajo, ascender ni lo sueñes, si acaso tienes suerte y te renuevan el contrato temporal por otro temporal... Vamos, jolgorio para el proletario. 

Es por todo esto que considero que en las entrevistas de trabajo también se debería entrevistar al empresario. Vale ya de acosarnos en nuestra silla colocada en una posición perfectamente calculada para hacernos sentir inferiores y para ponernos a prueba. Cambiemos las tornas y preguntémosle al jefe candidato: 

- "¿Qué condiciones me ofreces?" Mmm... yaya... ¿me lo puede demostrar? 
- ¿Qué me va a aportar su empresa? No acabo de ver que encaje con mis objetivos.
- De este informe se desprende que hubo pérdidas en el último año... no genera esto mucha confianza... Además ha habido despidos recientes... poca estabilidad...
- ¿Cuál ha sido el último trabajador que ha ascendido por méritos propios? Ah, que de eso no hay...
- ¿No pensará usted en tener hijos y escaquearse del trabajo con la excusa de que es el jefe y tiene la libertad de decidir sobre las horas que pasa en su puesto..?
- Por cierto, he ojeado la web de la empresa. Si me permite, he visto un par de errores en la versión en inglés...

Haciendo este ejercicio inverso, las miles y miles de personas preparadas y con ilusión que nos presentamos a una oferta de trabajo repensaríamos seriamente nuestro interés en ella. Hay muchos que se agarran a un clavo ardiendo: tienen familia a su cargo, carecen de experiencia laboral en lo suyo y se les pasa el arroz en este sentido... La empatía surge porque estamos muchos igual. Yo también me apunté a ofertas deprimentes y me hacía ilusión que me llamasen y todo. Recién licenciada hace dos años casi me daba igual trabajar gratis porque así funciona el sistema y te hacen creer que no hay alternativa. No cuento con experiencia, ni con holgura económica, ni hay ofertas suficientes como para poder permitirme rechazar trabajos, pero a pesar de esto mi actitud ya no es la misma que la del día en que me enfrenté de lleno al mercado laboral. 

Les diría a todas esas personas que aceptan trabajos precarios que se lo piensen muy bien pues no están sino fortaleciendo un sistema podrido en el que corremos, como muertos de hambre, detrás las sobras que nos arrojan. Es duro decir "hasta aquí", pero tal vez la paz interior que alcancemos al reafirmar nuestra dignidad nos dé más salud que el cuenco de gachas que hubiésemos podido comprar con un sueldo denigrante.

Si una empresa de partida ofrece un puesto penoso, es muy probable que la empresa enteramente sea penosa. Entonces tú lo darás todo, aquello que demostraste en la entrevista de trabajo, con la esperanza de que no sean tan tontos como para dejarte escapar porque eres útil, necesario y beneficioso para la empresa. Atendiendo a razones lógicas con el tiempo deberían mejorar tus condiciones. Entonces, un día cualquiera te dicen que te han bajado aún más el salario. Aguantas. Luego empiezan a faltar medios para hacer tus tareas (las llamadas desde tu móvil y esas cosas). A continuación, te mandan encargos que nada tiene que ver con lo que estipula tu contrato. Y ya, finalmente, sin que casi te hayas dado cuenta hasta lo profundo que has caído, te dan la patada. Y vuelves a donde empezaste. Redactas una nueva carta de presentación intentando destacar todo lo bueno y bonito que puedes aportar aunque ahora ya no consigues verlo con claridad y mucho menos eres capaz de escribirla sonriendo para asegurar su supuesta efectividad. Otros vendrán y te volverán a ofrecer un puesto de mierda y así en un círculo vicioso hasta el fin de tus días en el que te sientas tan vacío, tan inútil y tan pisoteado que mejor no hacer balance de lo vivido pues hay riesgo de ir a parar al bajo tierra antes de tiempo. 

A todos aquellos que se agarran a un clavo ardiendo, cuidado, las llagas cicatrizan y ahí permanecen toda la vida. Conviene no hacer colección pues existe riesgo de perder la sensibilidad. 



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