lunes, 21 de marzo de 2016

Lo que la vida te devuelve

Lo que la vida te devuelve puede ser hermoso, pero también puede ser una bofetada.

Todas aquellas situaciones en las que hemos sido injustos, caprichosos, nos ha movido el egoísmo o la desconfianza vienen de vuelta. Tarde o temprano nos golpean y nos reconocemos en el otro lado, aquel que un día padeció la persona con la que no estuvimos a la altura. Y entonces nos damos cuenta de cuánto hemos aprendido y de que no hubiese estado mal haberlo sabido antes. Pero la vida es un aprendizaje y necesita sus tiempos. Por eso, una vez aprendida la lección, no es adecuado interceder en el camino de nadie, incluso cuando sabes que esa persona está recorriendo los pasos equivocados que tú también diste. Hay que ser comprensivo con el otro pues un día pedimos esa comprensión para nosotros mismos aún cuando, posiblemente, no fuésemos del todo merecedores. 

Cuando la vida te devuelve algo, solo queda dar las gracias. Aceptar. Incluso si es una bofetada. 


jueves, 18 de febrero de 2016

“¡¡Por fin es viernes!!”, dice la gente.

“¡¡Por fin es viernes!!”, dice la gente. Y yo me pregunto: ¿por fin para qué? No conozco a nadie que haya dicho “por fin es viernes” y, a continuación, haya hecho algo importante en su vida. No sé, si yo dijese “por fin es viernes” todos los viernes entiendo que estaría considerando ese día especialmente apto para algo importante. Pero no, lo del viernes va por lo del tiempo libre, la fiesta y esas cosas. ¿Por qué nadie se plantea un “¡por fin es lunes!” y decide que ese es el día ideal para dejar atrás toda esa vida llena de falso conformismo, para replantearse las cosas o para descubrir algo nuevo?  Pero no, ahora no solo hay viernes sino también cosas como "miernes" o "juernes" si coincide puente. ¿Para qué quiere la gente que sea viernes? ¿Para darse cuenta de que entre semana no es feliz? O lo que es peor, ¿para malgastar el fin de semana también de manera infeliz, pero enmascarada? Pero tranquilidad; si esos viernes y esos fines de semana al final no dan tanto como se espera de ellos siempre quedará esperar a que “por fin” lleguen las vacaciones. Y entre “porfines” llegará el día en que se extinga “por fin” la existencia convertida en lastre y autoengaño.    

viernes, 12 de febrero de 2016

Como si nunca hubiesen vivido

"¿Qué es lo que más me sorprende de la humanidad? Los hombres. Porque pierden la salud para acumular dinero. Después pierden dinero para recuperar la salud. Y por pensar ansiosamente en el futuro, olvidan el presente de tal forma que acaban por no vivir ni en el presente ni en el futuro. Y viven como si nunca fuesen a morir. Y mueren como si nunca hubiesen vivido"

Dalai Lama (o eso dicen).

jueves, 14 de enero de 2016

Como mujer

Como mujer, solo yo me represento. Nadie más establece lo que soy o lo que valgo. Ni otras mujeres, ni otros hombres. Es por esto que nada de lo que haga otra mujer me afecta personalmente, ni nada de lo que diga un hombre me hace creer lo contrario. 

Como mujer, renuncio a la hipocresía. Si algo no me gusta, no lo hago ni lo predico. 

No me gusta la discriminación.
No me gustan los privilegios. 
No me gusta la violencia.
No me gusta el victimismo.
No me gustan los estereotipos.

Como mujer, me siento orgullosa de las mujeres que a lo largo de la historia y a día de hoy demuestran su valía y sus capacidades sin resultar necesariamente actos de gran magnitud (incluso destacando los más sencillos).

Como mujer, no me siento orgullosa de las mujeres que a lo largo de la historia y a día de hoy usan el victimismo, la culpa y los privilegios como manipulación opacando, como consecuencia, sus capacidades. 

Como mujer, renuncio a la pasividad. Decido pasar a la acción porque recurrir a la simple queja es ser cómplice.

Como mujer, puedo decir "no" si algo no me gusta. Y si digo que sí es mi responsabilidad.

Como mujer, decido con quién estar y hasta que límites estoy dispuesta a llegar.

Como mujer, no necesito sobreprotección pues soy una mujer no un niño. 

Como mujer, no me resulta irritante que alguien valore mi belleza. 

Como mujer, entiendo los conceptos de dulzura y belleza.
Como mujer, entiendo los conceptos de fuerza e independencia. 
Como mujer, entiendo que no tienen porqué resultar excluyentes y, en todo caso, se trata de una elección personal. 

Como mujer, no me creo ingenuamente las manipulaciones de los medios de comunicación lacayos de un sistema que promueve el odio y las de los políticos ansiosos de voto fácil. 

Como mujer, no tengo más miedos que los que me impongo y poco tienen que ver con mi condición sexual. 

Como mujer, sé lo que es ser tratada de manera injusta como también lo saben muchos hombres. 

Como mujer, me he sentido humillada tanto por parte de hombres como por parte de mujeres siendo este último caso el más habitual. 

Como mujer, la elección en el lenguaje de un género neutro terminado "-o" no me hace sentirme invisible sino incluida. 

Como mujer, soy consciente de la esclavitud del sistema. 

Como mujer, en definitiva, soy libre. Soy responsable de mi vida y de mis actos.
Renuncio a culpar a los que me precedieron o me acompañan en mi camino sean hombres o mujeres sin ser por ello ciega respecto las barreras que nos hemos impuesto para favorecer un precario sistema común que no satisface a nadie. 

Como mujer, renuncio a la arrogancia y espero de las más mujeres lo mismo que me exijo a mí. También lo espero de los hombres. 

jueves, 17 de diciembre de 2015

Sírvame una nueva religión. Bien fría.

Hoy en día está muy denostado eso de creer en una religión, en cambio la gente es tremendamente devota de cosas materiales e ideologías.

Conozco a fanáticos, no yihadistas, que siembran mucho mal por ansias de dinero, por ejemplo. Y otros muchos, no cristianos, que emprenden cruzadas de intransigencia ante todo aquel que no defiende sus mismos ideales.

El consumismo, el aspecto físico, el concepto de pareja, el fútbol, las mascotas (etc. etc.) y las ideologías son las nuevas religiones. Supongo que al menos en las religiones se trata de una búsqueda espiritual, en los otros casos desconozco que se pretende exactamente. Tal vez precisamente suplir esa búsqueda pero, en definitiva, no veo que supongan una revelación importante acerca de la vida aunque lo parezca por el fervor que suscitan. 

Un rasgo característico de los que profesan estas pseudo religiones materialistas y de los que profesan ideologías es que suelen ser poco tolerantes con lo que se escapa a su veneración. Y mientras pueden llegar a burlarse porque alguien vaya a misa, cuando van en peregrinación a los centros comerciales abarrotados en Navidades o a votar para defender su ideología se consideran muy dignos. Muchas veces, aquellas tendencias que más defienden la tolerancia son las que menos predican con el ejemplo: no me canso en este punto de recordar como algunas corrientes feministas rechazan la discriminación y la aplican al mismo tiempo. Innegable también como muchos de estos devotos hacen alarde de sus prejuicios sobre personas sin ideología (o con otra diferente) sin pararse a comprobar como, posiblemente, cumplen mejor que ellos mismos los preceptos que tanto defienden.

De alguna manera, estas ideas y comportamientos (que por lo general son tratados de una forma bastante superficial) resultan una justificación perfecta para actitudes como el victimismo, para dar vía de escape a la agresividad, para reforzar el sentimiento de superioridad o para enmascarar insatisfacciones.

En definitiva, pienso yo, que se está sustituyendo la religión por lo material y no veo por ello que la gente sea más feliz. Tampoco creo que las ideologías sirvan de mucho, al menos para nada que no pueda ser conseguido gracias al sentido común, de la justicia, inteligencia e intuición. 


lunes, 7 de diciembre de 2015

Don't let me be misunderstood



Baby, you understand me now
If sometimes you see that I'm mad
Don't you know that no one alive can always be an angel?
When everything goes wrong you see some bad

But I'm just a soul whose intentions are good
Oh lord, please don't let me be misunderstood

You know sometimes baby I'm so carefree
With a joy that's hard to hide
And then sometimes again it seems that all I have is worry
And then you bound to see my other side

But I'm just a soul whose intentions are good
Oh Lord, please don't let me be misunderstood

If I seem edgy
I want you to know
I never meant to take it out on you
Life has it's problems
And I get more than my share
But that's one thing I never mean to do
'Cause I love you
Oh baby
I'm just human
Don't you know I have faults like anyone?
Sometimes I find myself alone regretting
Some little foolish thing
Some simple thing that I've done

Cause I'm just a soul whose intentions are good
Oh Lord, please don't let me be misunderstood

Don't let me be misunderstood I try so hard
So please don't let me be misunderstood

martes, 10 de noviembre de 2015

Lo que da de si un trébol de cuatro hojas

Hallándome hace unos días en el marco incomparable del Baixo Miño, me pasó lo que se podría considerar una anécdota sin más. Y en verdad no creo que diese para mucho si no fuera porque sentí que en ese hecho, a priori sin importancia, había un significado que descifrar. 

Resulta que estaba hablando por teléfono y, distraidamente pero de manera intuitiva al mismo tiempo, puse mi atención en unos tréboles que tenía a mi lado y reparé que el primero de ellos tenía cuatro hojas. Sin soltar el teléfono ni dejar la conversación, comprobé que efectivamente eran cuatro y no se trataba de una hoja de otro trébol. Entonces me fijé alrededor y vi otros tréboles de cuatro hojas. Unos cinco. No estaban juntos, pero sí muy próximos. Lo curioso de todo esto es que nunca había encontrado un trébol de cuatro hojas. Hasta recuerdo haber jugado de pequeña con otros niños a encontrarlos y yo era la única que no descubría ninguno. Desde entonces, sin demasiado interés, pero a veces por curiosidad, si me encontraba una multitud de tréboles probaba a ver si había suerte... pero nada. 

Recogí dos para hacer la niñería de secarlos entre las hojas de un libro para conservarlos como no había podido hacer cuando era pequeña. Pero me pareció que uno era suficiente y descarté el segundo. Me moví del sitio mientras hablaba por teléfono y cuando caminé unos cuantos pasos me detuve y sin querer, con un ademán, el trébol voló de mis dedos. Una vez que acabé la conversación telefónica centré mi atención en buscarlo, había visto perfectamente la zona donde había caído, pero ni rastro y eso que a penas tenía la mano a unos centímetros del suelo cuando voló. Decidí entonces que era mejor volver al sitio de los tréboles y recoger otro. Pero... había montones por todos lados y ninguno era el conjunto que había visto con anterioridad. Daba igual, encontraría otro trébol de cuatro hojas entre tanta oportunidad... Había montones y montones... pero ningún jodido trébol tenía cuatro hojas. 

Sintiéndome un poco estúpida por destinar tanta atención a la búsqueda del trébol, empecé a pensar que si se la estaba dando tanta importancia alguna información podría sacar de ello. La primera idea que me vino a la cabeza fue trapalleira: simplemente pensé que la "buena suerte" se me había escapado o que la buena suerte no se busca; aparece. El segundo pensamiento, ya más consciente, se trataba de la idea de que de alguna manera tendría que haber aprovechado la suerte cuando se presenta. Es decir, cogí dos tréboles pero había desechado uno de ellos y luego no había tenido demasiado cuidado con el que había decidido conservar. Me había quedado con ese porque era definitivamente más bonito que el descartado, con unas hojas más frescas y verdes. Es así como a veces dejamos escapar oportunidades buenas por otras aparentemente más atractivas y al final no nos llevamos nada. 

Pero algo me decía que había algo más. Y entonces pensé:

Eso que había buscando cuando era niña, se me había aparecido por casualidad muchos años más tarde y por partida múltiple. Y entonces, en vez de estar agradecida por tal aparición, solo era capaz de centrarme en la pérdida. Como si fuese mejor no haberlo encontrado. Es así, al fin y al cabo, el enfoque que da la gente a muchas situaciones en la vida. Yo la primera. Sin quererlo, cuando encuentro algo que llevaba tiempo buscando, pienso que si lo pierdo ya nada tuvo sentido y se vuelve doloroso. Realmente uno tiene que estar siempre agradecido con todo aquello que halla, especialmente si ha destinado energía a tal aparición. Pero también hay que aceptar que existe la pérdida y que eso no borra, jamás lo hará, el maravilloso momento del encuentro. 

Y esto es lo que da de si un trébol de cuatro hojas.