jueves, 28 de marzo de 2013

Me voy

Estoy a punto de empezar una nueva etapa en mi vida. Me voy al extranjero a ganar ni para un plato de lentejas, por un tiempo indeterminado y con una estabilidad incierta. Y, sin embargo, todo pinta mejor que aquí. Es más, me voy con ilusión. Hasta me hace feliz gritar “ME LARGO”. Y no. No es porque me aburra por no trabajar. Mi día a día se compone de muchas cosas más que me mantienen ocupada y me llenan. Lo que me aburre es este país, su gente y sus perspectivas de futuro. Y, en general, los propósitos de vida de la mayoría. Me aburren tanto que me hacen bostezar hasta casi desencajarme la mandíbula. 

Me dice la gente: “¿Y por qué no intentas buscar nada aquí?” ­­ “¿Acaso crees que no lo he intentado?”, respondo. Yo y la gran mayoría de jóvenes parados que hay en España a día de hoy. Sinceramente, no me apetece enviar más CVs a gente a la que le importa lo mismo mi candidatura que si Timor Oriental se hunde.  Y que no me digan que soy pesimista. No hay nadie que ponga más entusiasmo en escribir una carta de presentación que yo. Hasta estoy por poner un emoticono de una carita sonriente al final para dar una imagen de chica simpática y optimista. Pero es que a nadie le importa. Y yo he aprendido con el paso del tiempo que si no le importas a alguien es mejor cuanto más lejos.

A ver, pensemos. ¿A quién le importamos de verdad? A nuestra familia, a nuestra pareja, a nuestros amigos, a nuestra mascota (solo en caso de que seamos los encargados de alimentarla)… Pensemos de nuevo. ¿Con quién suele esforzarse menos la gente en estar a la altura? Precisamente con personas de estos círculos. Existe una tendencia perniciosa a agachar la cabeza, pedir disculpas y sentir vergüenza ante personas que ofrecen a cambio indiferencia, humillación y, en el mejor de los casos, un salario indigno. Luego, uno llega a casa y se olvida de lo dadivoso que puede llegar a ser cuando prima el interés. Luchas encarnizadas por herencias, relaciones de pareja rotas por desconfianza, amistades plagadas de cuchillos en la espalda, malos modos en el entorno más próximo, perros humillados vestidos como bebés... Y, mientras tanto, los que se burlan y aprovechan de otros, reciben a cambio generosidad para que la relación de "por el interés te quiero Andrés" o esclavolaboral salga adelante. El género humano es así de imbécil.

Seamos honrados, diligentes, y pidamos una respuesta a la altura en todos los ámbitos de nuestra vida. En casa y en el trabajo. Entre amigos y entre desconocidos. Demos y exijamos en la misma medida. Amistades de calidad, amor de calidad, relaciones humanas de calidad, trabajo de calidad. Y por mucho que rece la publicidad que la calidad no es cara, como casi todo lo que sale en los anuncios, es mentira. Exigir calidad puede conllevar frustración, enfado, decepción e incluso dolor emocional. Pero si no la exigimos nos convertimos en conformistas, nos autoengañamos y se nos pone en la cara una falsa sonrisa a modo de mueca. Lo cual, nos resta toda calidad.

Desgraciadamente, dudo que allá donde voy sea diferente. Pero salir de Porriño tiene sus cosas buenas. No es un lugar de calidad. Es feo, industrial, gris. Su gente es igual (una persona fea no es precisamente aquella que no cumple los estándares de belleza). Aún así, Porriño tiene sus cosas buenas: líneas de autobús frecuentes para salir de él y algunas personas admirables que he conocido.

Con mi partida, dejo atrás gente que me importa, pero de algún modo esas personas siempre acompañan a uno en su camino aunque haya una gran distancia de por medio. Dejo también bastantes ilusiones de labrarme un futuro como periodista, al menos en un periodo breve de tiempo. Pero no dejo nada más y por eso me voy contenta, porque hay muchas cosas por descubrir en otros lugares; cosas enriquecedoras, experiencias únicas y quien sabe, si respuestas a muchos porqués o incluso la piedra angular de lo que será el resto de mi vida.

martes, 19 de marzo de 2013

La realidad complementaria

Recuerdo, de pequeña, haberle preguntado un día a mi hermana mayor cómo uno podía saber que la vida real era cuando estábamos despiertos y no la de los sueños. Es más, ¿cómo podíamos saber que estar despiertos era estar despiertos y que los sueños, sueños eran? Mi hermana me respondió que, ciertamente, le estaba planteando una cuestión complicada. No solo no me sacó de dudas, sino que las alimentó con las suyas. Como cualquier niño, me pasaba el día preguntando cosas e inquiriendo respuestas, un "no sé" no me servía y mis dos hermanos mayores eran fuente de sabiduría para mí. Cierto es que yo pecaba de fe excesiva en ellos. Tanto era así que un día mi hermano me condujo a pocos metros de un precipicio en el antiguo Land Rover amarillo, descapotable y sin puertas de mi padre y me dijo, con toda normalidad: "aquí está el fin del mundo". No se veía más que el manto azul del cielo. Que en el monte de Chenlo estuviese el fin del mundo me parecía un hecho tan magnífico que ni me bajé del coche para comprobar que solo se trataba de un barranco. Cuando uno quiere creer no hacen falta pruebas. 

Pero volviendo al tema de los sueños, como decía, me había introducido en un tema que podía dar mucho de si aunque no hubiese manera de comprobar ninguna teoría. ¿Estaba el mundo enteramente equivocado respecto a lo que se consideraba sueño y realidad? ¿Algunas personas poseían más información a este respecto pero lo ocultaban de manera interesada (cual argumento de una película)? ¿Eran ambas vidas, la supuesta realidad y los supuestos sueños, válidas? No ayudaba, a la hora de encontrar una respuesta a todas estas cuestiones, el hecho de que, de siempre, he tenido tendencia a la somnolencia y que por esta razón, entre otras, desde pequeña me han interesado enormemente los posibles entresijos de ese tiempo que pasamos con los ojos cerrados y la mente libre

Hay gente que confiesa no recordar sus sueños. Los hay que incluso dicen que no sueñan. Los sueños, para mi, no son simples pasatiempos nocturnos. Aunque la mayoría jamás podrían ser trasladados al mundo real, o a lo que llamamos mundo real, no por ello carecen de su propia autenticidad.

Tendemos a despreciar muchas cosas que poseen un valor único porque nos hemos acostumbrado a ellas o porque nos parecen insignificantes. No se deberían despreciar los sueños pues generan sentimientos. Despertarse llorando, con miedo, con la mandíbula apretada o extrañamente feliz. En los sueños podemos desarrollar múltiples "yo". Podemos conocer gente y situaciones que nunca se darán en la vida real. Podemos morir o vivir más intensamente  que nunca. Podemos ser completamente libres y así ser conscientes de nuestra esclavitud. Podemos dar rienda suelta a nuestros deseos sin sentirnos culpables. Podemos atrevernos a hacer todo aquello que nos acobarda con los ojos abiertos. Podemos adelantarnos a hechos que suceden en la otra vida y sorprendernos con déjà vu y proyecciones de futuro. 

Los sueños son como una segunda vida. No son tiempo perdido, sino una realidad complementaria que también se siente. Esto resulta un hecho tan magnífico que, al igual que ante el fin del mundo, creer es suficiente. 


martes, 5 de marzo de 2013

Never give up

Un tumblr que me gusta especialmente es Pensar no es ilegal (aún)*. El título es una buena pista de hacia dónde van los tiros. En él se recogen, debidamente cribadas, toda clase de reflexiones sobre la presente crisis económica y social. A través de ácidas viñetas y frases clarividentes de diversos autores junto con opiniones de anónimos y la suya propia, el autor ha conseguido articular un discurso crítico y participativo. El creador del tumblr confiesa que su visión catastrófica del mundo ha ido in crescendo desde que lo inauguró y por este mismo motivo, entre otros, ha decido paralizar las actualizaciones y tomarse un descanso. Una pena. Aunque sea difícil mantener el optimismo en estos tiempos, está en nuestras manos, las de los jóvenes, aprovechar las oportunidades que tenemos para cambiar el futuro. Never give up

Algunas viñetas e imágenes sacadas de Pensar no es ilegal (aún): 


viernes, 1 de febrero de 2013

Lugares que recomiendo III: bares y pubs ruina en Budapest

Hice una mención breve al InterRail en un post anterior, pero por si no ha quedado claro me gustaría recordar que se trata de una experiencia TOTALMENTE RECOMENDABLE. Si te gusta viajar, claro está :). Si eres menor de 26 te ahorras una pasta considerable y la experiencia de acostarse en un país y levantarse en otro teniendo tanto por descubrir es de lo mejor que he vivido. Como aún no me alcanzan los dineros para hacer viajes más aventureros, lejanos o exóticos (que tarde o temprano haré), básicamente me dediqué a conocer gran parte de Europa en buena compañía. Por el camino nos encontramos con muchos otros partners de experiencia, fácilmente reconocibles por sus mochilas "quechua" y por llevar en mano billetes de tren plegables. Algunos en grupo, otros en pareja y también solitarios, pero todos encantados. Descubrimos que no a pocos nos había acontecido algún percance debido a nuestra condición de "viajeros especiales".  Muchos de estos avatares se deben a que es imposible reservar plaza por Internet y los asientos para mochileros son limitados. Sin ir más lejos, nosotros tuvimos que cambiar los planes ya en nuestro primer viaje (París-Berlín) por falta de sitio.

lunes, 28 de enero de 2013

Cosas que (me) molestan


Un buen capricornio debe ser maniático. Y a mí me gusta cumplir las expectativas. 

Me molesta:

- La gente que habla muy ALTO.

- La gente que golpea todo, puertas, cazos... ¿Cómo pueden vivir con tanto ruido? ¡Qué estrés, par dieu!

- La gente que hace ruido al comer y tragar. Los líquidos, por favor, primero por la boca y después por la garganta.  

- Los niños de hoy en día.

- La gente que pronuncia la "g" de manera pija. Si dicen "sinagoga" me dan ganas de abofetearlos.

- Los mierderreporajes sobre la caló que hace en verano y el friaco que entra por el refajo en invierno. 

- Que haya que madrugar. Así, por convención social.

- "La que se avecina" y series similares por su histerismo general. 

- La gente estresada.

- La gente que se lamenta continuamente por tooooodo. 

- Lo de "por fin es viernes" y "puff...lunes". Las rutinas las marca uno no el día de la semana. 

- Esa manía moderna de mover las cámaras sin sentido en series tipo "Modern Family". 

- Que el mundo esté gobernado por malas personas.

- Que esas malas personas manejen a otras peores todavía.

- Que la población sea tan idiota como para dejarse gobernar por los anteriormente mencionados.

- Que el idioma universal sea el inglés y no el italiano. Ma perchè??

- Los pájaros enjaulados y los perros presos.

- Que te enseñen un bebé y que tengas que tener una reacción de ternura si no quieres parecer un ogro.


- La manía que hay en Porriño de montar una fiesta con cualquier excusa y no dejar dormir.

- El paseo del Louro de Porriño, con sus torres de alta tensión y sus patos radioactivos.

- Que si dices que no te gusta salir de marcha te digan aburrido. ¿Esa gente no ha visto la cantidad de muermos que hay en las discotecas?

- Los videoclubs y su selección de películas para subnormales.

- Que no haya un puesto de información con una personita amable en un lugar en el que tienes que apañártelas con máquinas. 

- Los mapas. No están hechos para ser entendidos a la primera.

- Toda esa casta de dibujos y series infantiles que ven los niños de hoy en día.

- La gente obsesionada con su privacidad en las redes sociales. Si tanto miedo te da que te etiqueten en una foto no te hagas el perfil. Todos contentos. 

- Que la gente se crea solidaria por dar dinero a una ONG.

- La poesía que no se entiende, pero que supuestamente llega a lo mas hondo del corasón

- Las obras abstractas contemporáneas. ¡¿Qué esto vale cuánto?!

- Los modernos y sus moderneces.

- Pasar frío en verano por el aire acondicionado y calor en invierno con la calefacción.

- Que el gallego siempre sea la tercera opción después del catalán y euskera.

- La gente que dice obviedades como si acabase de realizar un gran descubrimiento.

- La gente que se suena la nariz muy fuerte. No hay necesidad de sacarse el bulbo raquídeo por la nariz. De verdad.

- Los ruidos repetitivos.

Que alguien estornude más de una vez seguida. Por lo dicho en la línea anterior. 

- Escuchar a la gente darse besitos. 

- Que la gente interprete que quieres comer bien como que quieres estar delgado y no sano.

- La manía de los españoles de comportarse con talifanes de Bieber cuando se encuentran con otros españoles en el extranjero. 

- Las fotocopias compulsadas. De verdad, si no quieres que presente la solicitud dilo abiertamente. 

- La gente incapaz de ir por un camino que no esté asfaltado, subir un montículo y pasar por entre toxos y silvas sin engancharse y llorar por estar atrapado en la jungla.

- Los granos con pus. Hazte un cráter, lo que sea, pero saca ese pus.

- Los claroscuros de los probadores de las tiendas de Iniditex. Uno sale reflejado en el espejo cual personaje salido de un cuadro de Caravaggio. 

- Que en los sitios turísticos naturales planten un hotel, restaurante, baños... Quien quiera esas comodidades que haga turismo de asfalto y deje de estropear la paz de estos lugares. 

-"Mary Poppins", sus canciones, su todo.

- "El Hormiguero" y la vergüenza ajena que genera cuando vienen invitados extranjeros y se piensan que es un ejemplo de humor español.

- Lo infravalorados que están los petroglifos en Galicia.

- Los hombres que se disfrazan de tía buena en carnaval y no dejan de tocarse las tetas. Cero imaginación. Cero gracia. Cero todo. 

- Que la gente justifique que algo es aburrido con el único argumento de que "es largo".

- El europass. CV más feo no he visto.

- Los baños de Nueva York, con puertas altas por abajo y cortas por arriba. Para que estés a disgusto y tardes poco. Que hay prisa. ¡PRISA! Que esto es NY. Siguiente. Siguiente. Siguiente. 

- Gente que llama "sufrir las consecuencias de la crisis" a no poder comprarse el iPhone5.

- Tener las manos sucias o la sensación de tenerlas sucias.


miércoles, 16 de enero de 2013

Iberia sumergida

En su disco "Avalancha" de 1995, Héroes del Silencio incluyó la canción "Iberia Sumergida" en la que el grupo hacía referencia al perverso sistema político español, a la falta de valores y a la necesidad de una generación de jóvenes inconformistas (como el propio Bunbury ha confirmado).


Amanecí con los puños bien cerrados
y la rabia insolente de mi juventud.
La ingenuidad nos absuelve de equivocarnos,
que cada uno aporte lo que sepa.
Te hicieron pan y ahí te consumimos.
y la venganza es un trasto tan inútil.


Este es mi sitio
y esta es mi espina.
Iberia sumergida
en sus rumores clandestinos.


Formulas preguntas con semilla de respuesta
y conozco cuál es tu camino de memoria.
Descreo de la razón de la mayoría 
y sus abrazos propietarios, sin salida.
                                                          
Ahora que padeces de insomnio quisieras morir de siesta. 

Este es mi sitio
y esta es mi espina.
Iberia sumergida
en sus rumores clandestinos.


jueves, 10 de enero de 2013

El miedo

El miedo tiene unas manos poderosas que se aferran a tu garganta hasta dejarte casi sin respiración. Solo cuentas con el aliento necesario para poder seguir viviendo y tus movimientos se vuelven lentos y torpes. Si quieres tomar decisiones con tus capacidades plenas tienes que luchar contra el miedo, liberarte de sus manos frías y huesudas y acostumbrarte a tu nueva libertad.

Si de verdad lo deseas, vencerás al miedo. Si lo deseas, pero tienes miedo al miedo lo intentarás pero solo conseguirás forcejear sin zafarte de él. Si finges que lo deseas, mejor ni lo intentes. Muchas personas han crecido en torno a su miedo como una enredadera y ven, inmóviles y agazapados, como pasa la vida. Porque moverse, adaptarse o encontrar la propia felicidad conlleva, en la mayoría de las ocasiones, un riesgo y es entonces cuando las manos del miedo aprietan más. Te estrangulan hasta dejarte sin aire para luego volver a aflojar. Tú te retuerces mientras toses entre convulsiones: no te has liberado. Las manos continúan rodeando tu cuello y ahora tienes aún más temor; ya sabes lo que son capaces de hacer. 

Solo cuando te sientas con ánimos, fuerzas y con la convicción plena de que puedes liberarte, hazlo. Ese momento parte de tu voluntad. Lucha y ganarás y el miedo desaparecerá. Entonces solo te quedará acostumbrarte a tu nueva vida, en la que ya no puedes excusarte con el miedo. Ahora el control es enteramente tuyo y tienes que saber administrarlo al tiempo que debes estar atento a que el miedo no vuelva. Que no te despiertes un día con sus manos al pescuezo. 

Vence al miedo. Recupera el control de tu vida.